Wieliczka (Polonia): minas Patrimonio de la Humanidad

Solo al salir de los túneles uno se da cuenta de dónde ha estado. Cuando vuelves a la poderosa luz del sol y observes la sal que se ha pegado en tus pestañas, que se apodera de tu gusto y que se aloja en la carcasa de tu cámara descubrirás la magnitud de las minas de sal de Wieliczka, situadas a pocos kilómetros de la villa medieval de Cracovia (Polonia).

Wielizcka

No se trata de una atracción turística más sino de toda una experiencia. Adentrarse un centenar de metros en las entrañas de la tierra para descubrir cómo funcionó una impresionante mina con más de 200 kilómetros de túneles por recorrer (la visita turística se limita a dos o tres) es de por sí impresionante. Si a eso añadimos lo ornamental de las magnánimas salas donde se celebran incluso bodas, el resultado es un monumento declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978, uno de los 12 primeros en ser reconocidos con esta etiqueta. El recorrido por las minas permite conocer la evolución de la minería a través de las distintas épocas (desde el siglo XIII hasta el XX) aunque lo más sobrecogedor no son ni entresijo de túneles ni los utensilios empleados para extraer la sal, sino las preciosas joyas escultóricas y arquitectónicas que aquí y allá se van diseminando por el circuito, todas ellas ganadas a la roca con maestría y sostenidas por una infraestructura de madera.

Wielizcka

Información útil

La forma más económica para llegar hasta la entrada de las minas es a través del autobús urbano 304 (preguntad en la oficina de turismo por sus paradas), el viaje dura aproximadamente 20 minutos y para a menos de un minuto del punto de partida hacia el interior de la mina. El tour obligatoriamente incluye un guía, en inglés todo el año y en español solo de junio a septiembre y conviene llevar ropa de abrigo ya que las temperaturas abajo rondan los 15ºC y de media la visita dura unas dos horas y media.

Wielizcka

En su web oficial podréis consultar todo lo necesario para vuestra visita.

Más fotografías en el flickr de Viajando alrededor del mundo.

La magia del cine a las puertas del Sáhara

Considerada como la entrada al desierto, próxima a la coordillera del Atlas, Ouarzazate se ha revelado como una de las ciudades más glamurosas de Marruecos gracias a sus estudios cinematrográficos, entre los que se encuentran los ‘Atlas Studios’, unos de los más grandes del mundo.

Por las Kasbahs (ciudades fortificadas) cercanas a Ouarzazate pasaron personajes de la talla de Rusell Crowe en la piel de un gladiador de la antigua Roma, los protagonistas de La Momia  y también los personajes de Rene Goscinny en Asterix y Cleopatra. Y es que esta zona de Marruecos es verdaderamente de película.

Para llegar allí desde Marrakech, la ciudad destacada más próxima a los estudios (algo más de 150 km. separa ambas urbes), hay que recorrer un sinuoso trayecto por carretera por la cual se atraviesa parte de la coordillera de los Atlas. Desde el cemento, a los pies del viajero surge un paisaje árido y pedregoso donde cada árbol, con su correspondiente sombra, es un regalo de la naturaleza. A cada curva, cuando parece que en ese paisaje nadie puede sobrevivir por mucho tiempo, aparecen vendedores ambulantes que buscan algunas monedas a cambio de rocas, collares o pequeñas vasijas. Es en esos momentos cuando surgen casi como un espejismo las majestuosas Kasbahs de piedra y barro como la de Ait Ben Haddou (en la fotografía), por donde paseó el mismo Lawrence de Arabia y que ha sido nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Al final del camino, el Hollywood de África. Ourzazate no es muy grande, pero allí están los famosos estudios de cine que el visitante podrá recorrer. Un viaje por la historia del cine a las puertas del omnipresente Sáhara.

Fuentes complementarias: http://www.disfrutamarrakech.com/ouarzazate

Algunos consejos para hacer tu viaje más seguro

Se aproxima el verano, época en la que los carteristas hacen, literalmente, su agosto. Hay que tener claro que todo el mundo puede ser víctima de un robo en cualquier ciudad del mundo, incluso en la suya propia. No hay una fórmula infalible para evitar que los amigos de lo ajeno nos amargen las vacaciones, pero debemos recordar algunos consejos básicos que nos pueden ayudar a prevenir una circunstancia desagradable y muy aparatosa en caso de que el robo incluya documentación o tarjetas de crédito.

1. No parezcas un turista. En muchos casos una persona extranjera es fácilmente detectable entre la población nativa, pero hay que evitar parecerse a Paco Martínez Soria en La ciudad no es para mí. Ir decidido, consultar el mapa alejado de las aglomeraciones o comprar algo en las tiendas locales te ayudarán a pasar algo más desapercibido. Siempre es positivo conocer previamente algo del idioma y las costumbres del país que decidas visitar.

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Aveiro, la ciudad de los canales entre Lisboa y Oporto

Entre las dos grandes ciudades de Portugal y con vistas al mar, la pequeña villa de Aveiro ofrece a sus visitantes una réplica de la Venecia italiana con sabor a tradición lusa.

57 kilómetros al sur de Oporto y 218 al norte de la capital de Portugal se encuentra la pequeña ciudad de Aveiro, una parada obligada en el camino hacia cualquiera de las dos grandes urbes del país luso. Esta villa marcada por los canales que la embellecen se asemeja, salvando las distancias, a la Venecia italiana pero con marcados rasgos de la tradición portuguesa como los azulejos que adornan algunas de las fachadas de sus edificios. Tradición y modernidad -cuentan con un centro comercial donde se pueden encontrar las marcas populares en España- conjugan en este ‘Concelho’ de 200 kilómetros cuadrados, cuyo centro turístico se puede recorrer a pie porque no es muy extenso, y una densidad de población de 368 hab/km2 según los datos del INE de 2004.

Siglo a siglo la ciudad de Aveiro ha ido ganando protagonismo gracias, principalmente, a su proximidad al mar. En el centro de la villa, rodeada de restaurantes, se encuentra la lonja acristalada donde se vende el pescado recogido por los diferentes barcos que faenan en sus costas. Esa es la Praça do Peixe, y tras un pequeño paseo, siempre a orillas de algún canal poblado de vivaces embarcaciones a modo de góndolas, el camino nos lleva hasta la Catedral de Sao Domingos y la Iglesia de las Carmelitas, entre otros conventos y lugares de culto que ofrecen al visitante una buena excusa para hacer un alto en el camino. Imprescindible la visita a la plaza Marques de Pombal -una de las figuras de la historia de Portugal- donde se encuentra el Gobierno Civil, Correos, Justicia y que destaca por sus adornos florales y su representativa casa de azulejos azules y blancos.

Pero la mejor forma de ver Aveiro es perdiéndose entre sus calles y adoquines. Disfrutar de las coloridas viviendas, del olor a mar, e ir sorprendiéndose a cada paso mientras se degustan los ovos moles, un dulce típico de esta villa hecho de yemas de huevo que se ha convertido en un símbolo de la ‘Venecia portuguesa’.

Conoce más en http://www.cm-aveiro.pt/www/  http://www.aveiro.eu/

Fuente primera fotografía: enjoyourholiday.com

Zamora: una buena idea para Semana Santa

La capital castellana se vuelca con pasión durante la fiesta religiosa y ofrece a sus visitantes revivir el románico y disfrutar de unos días de devoción, arte y calma.

El río Duero, a su paso por tierras castellanas, atraviesa y da vida a la ciudad de Zamora, una de las capitales de provincia donde con más intensidad se vive la Semana Santa, declarada de Interés Turístico Internacional. En total, 17 procesiones desde el Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección.

En el ‘museo vivo del románico’, sobrenombre con el que se conoce la ciudad, el visitante podrá disfrutar no solo de una escenificación religiosa meticulosamente planteada, sino también de una amplia oferta artística y de una villa alejada de los excesos de las prisas y el estrés.

La plaza La Farola marca el inicio de una ruta por la arteria principal de Zamora, que comienza en la calle Santa Clara para finalizar con la visita al Castillo y la Catedral. Pasando la iglesia de Santiago del Burgo y la plaza Zorrilla el visitante llega a la Plaza Mayor donde se encuentra además del ayuntamiento la iglesia de San Juan y un pequeño homenaje a la Semana Santa (fotografía superior).

Tras conocer el monumento dedicado a Viriato, quien hizo frente al Imperio Romano, el Parador de Turismo ofrece descanso a aquel que quiera disfrutar de uno de los edificios emblemáticos de la ciudad. Siguiendo hacia adelante por la Rua de los Francos se alcanza la románica iglesia de la Magdalena y el Convento del Tránsito, enfrentado una con otro a ambos lados de la calle. Impregnados de la esencia del siglo XII es el momento de conocer a un acompañante que, desde el principio, ha guiado al visitante en su trayecto. La calle Troncoso nos ofrece el mejor mirador para apreciar la fuerza del caudaloso río Duero y el puente de piedra que cruza sobre sus aguas. Con la magnífica vista aérea todavía en las retinas, la igleisa de San Pedro y San Idelfonso, construida en el siglo XII y renovada en el XV constituye el último escalón antes de alcanzar la Catedral.

La Catedral y el Castillo forman el núcleo artístico principal de Zamora. Rodeados de unos agradables jardines, en el museo catedralicio se puede observar una gran colección de tapices flamencos. Una vez dentro del templo (la entrada general es de 4 €) destaca en la parte central de la nave principal la sillería del coro realizada por Juan de Bruselas. Al salir de la Catedral nos espera el Castillo, última parada en la visita y de entrada gratuita, desde donde podemos contemplar una panorámica de la ciudad.

La Catedral (arriba) y el Castillo (abajo)

Información sobre la Semana Santa de Zamora: Lapasióndezamora, ssantazamora

Consulta la previsión meteorológica para los próximos días en Zamora aquí

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