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Maravillas del Mundo/ entrega 4

El Templo de Artemisa, el Coliseo de Roma y el Viaducto Millau

 

El Mar Mediterráneo ha sido el eje por el que ha girado gran parte de la cultura más ancestral. Grandes civilizaciones como los egipcios, los fenecios, griegos o romanos dejaron huella de su paso en multitud de ciudades y edificios a lo largo y ancho de este apacible mar. El Templo de Artemisa es muestra de este legado. Dedicado a la deidad de la caza griega y construído en Asia Menor cautivó a poetas, escritores y hasta al mismísimo Alejandro Magno. Unos siglos después surgía en la capital del basto Imperio Romano un monumento al entretenimiento humano, pero también a la crueldad. Avanzando cerca de dos mil años en el tiempo, pero a tan solo unos kilómetros de distancia, el viaducto más alto del mundo facilita el transporte por carretera en Francia.

 

Templo de Artemisa en Éfeso

De todas las maravillas antiguas el Templo de Artemisa en Asia Menor sobresalía por encima del resto, al menos para el poeta griego Antípatro de Sidón que lo califica como elogia así: “Cuando vi la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo, el Sol nunca pareció jamás tan grande”.
No sabemos si el criterio del lírico respondía o no a la estricta realidad pero sí sabemos que el templo que dedicaron a la diosa griega de la caza fue una de las obras más espectaculares de su tiempo.

En el actual terreno de Turquía en la antigua ciudad de Éfeso aún perdura la atmósfera de tiempos lejanos. Los restos de su biblioteca, sus baños o su teatro dejan recuerdo de lo que fue una gran ciudad. Pero por encima de todos sus edificios, el Templo de Artemisa brillaba con luz propia al reflejo de la luna durante el siglo V antes de Cristo. Según algunas descripciones antiguas, en concreto de Plinio el Viejo, el templo podía llegar a medir 115 metros  de largo por 80 de ancho, contaba con 127 columnas de casi 20 metros y estaba construido casi en su totalidad con mármol blanco.
Como en prácticamente la totalidad de estas maravillas antiguas el Templo de Artemisa no duró mucho. En el año 356 a.C fue pasto del fuego justo la noche en la que nacía Alejandro Magno, quien años más tarde llegó a conquistar Éfeso.

Sin entrar a valorar la precisión de las descripciones antiguas no cabe duda de que el Templo de Artemisa fue un referente de la arquitectura clásica, una estructura admirable solo a la altura de los dioses del Olimpo.

Fuentes:Wikipedia, mundocuriososencillo, sietemaravillas

 

El Coliseo de Roma

55.000 gargantas gritando, dictando suerte o castigo. Un espacio para la diversión, para la aclamación de nuevos héroes y algún villano, para el espectáculo. Pero también un lugar de sollozos, gritos desgarradores de pánico y dolor, de sudor y de sangre. Todo esto y mucho más tenía lugar en el gran anfiteatro que comenzó a construirse durante el mandato de Vespasiano, setenta años después del nacimiento de Cristo. El reflejo pasado de un estadio moderno, donde nacen ídolos y el pueblo olvida sus preocupaciones.

El anfiteatro Flavio, como se llamó originalmente el Coliseo, tiene forma ovalada y casi 190 metros en su eje más largo por 156 m en el corto. Sus dimensiones estaban a la altura del espectáculo que allí se representaba: los mejores gladiadores del imperio pisaban la arena de Roma. El recinto era apropiado hasta para representar batallas navales, para lo que era preciso inundar la escena. Un conjunto de arcos y la superposición de los órdenes griegos (dórico en la planta inferior, jónico en el siguiente piso y corintio en el tercero) han hecho que este edificio fuese objeto de estudio y fuente de inspiración para los artistas posteriores.

Hoy en día la imagen del Coliseo dista mucho de ser aquella que imponía durante la Roma antigua. Muy deteriorado, en zonas derruido, utilizado como fortaleza y aprovechando sus ladrillos para otras edificaciones, el actual anfiteatro deja una sensación de melancolía, de gloria perdida, de tardes de salvaje espectáculo que quedaron en polvo como si fuesen únicamente el fruto de libros o películas. Pero a pesar de todo el Coliseo aún goza de una atmósfera especial, un aura de grandeza. Aunque el estadio no volverá a rugir ni a llorar por sus gladiadores el espíritu de todos ellos sigue estando en la arena, parte de una Roma antigua pero eterna.

Fuentes: Maravillas del mundo, enciclopedia Salvat.  National Geographic

 

Viaducto Millau


Los ángeles ya tienen su autopista. En el sur de Francia está construido (terminado desde el 2004) el viaducto más alto del mundo con el fin de unir con una vía de alta velocidad a París con el mar Mediterráneo. Una autopista de cuatro carriles suspendida a más de 340 metros que salva el valle y que libera al pueblo medieval de Millau de unos atascos kilométricos.
Estamos ante una obra de ingeniería moderna magnánima. A diferencia de las maravillas antiguas, culto a dioses y símbolo de opulencia y poder, el viaducto cumple una importante función como lugar de tránsito para miles de vehículos. Pero la funcionalidad de la obra no fue suficiente para sus arquitectos, Virlogeux y Norman Foster, sino que además el puente atirantado está dotado de belleza y geometría. Siete pilares de 700 toneladas de acero que sostienen más de 36.000 toneladas de autopista gracias a su cableado. Siete retos modernos que fueron superados gracias a la ayuda de todas las técnicas modernas.

Los pájaros tienen un competidor directo y sólido. Los ángeles y los conductores, un paso seguro y eficaz para atravesar el valle del Tarn.

Fuentes: youtube (parte 1 y siguientes)

Grecia: las ruinas de una gran civilización

Ahora que el país helénico está tristemente de actualidad por ser el canalizador de paquetes bomba contra embajadas europeas, desde viajandoalrededordelmundo.wordpress.com os vamos a acercar a las orillas del mar Egeo para disfrutar de este territorio bañado por el Mediterráneo.

Visitar Grecia es embarcarse en un viaje por la historia, los cimientos del conocimiento moderno. Solo allí podremos revivir los viajes de Ulises reflejados en la Odisea de Homero o conocer el terreno sobre el que los pensadores más importante de occidente desarrollaron su labor: Platón, Aristóteles,  Pitágoras y Herodoto (considerado como el primer historiador y cronista) entre otros muchos. Aunque este viaje también es un ejercicio de imaginación ya que lamentablemente la mayoría de los principales monumentos clásicos se encuentran en pésimo estado de conservación.

Grecia es un país no muy extenso pero tiene mucho que ver. Por ello podemos hablar de tres zonas de visita: la capital Atenas, la península del Peloponeso (donde se encontraban las antiguas urbes de Esparta, Micenas y Olimpia, sitio de celebración de los primeros juegos Olímpicos), y un recorrido por el mar Egeo visitando las islas de Creta y Rodas hasta llegar a Éfeso, hoy perteneciente a Turquía.

La primera parada de nuestro tour será Atenas. El atractivo principal de la capital griega es la zona de la Acrópolis, donde se sitúa el Partenón y el Erecteion. La Acrópolis se trata de una colina edificada que sirvió como fortaleza natural de la ciudad a lo largo de los siglos y sobre la que se construyeron los edificios más notables de la civilización griega. Para ascender hasta los Propíleos, la entrada de esta zona monumental, debes preparar tus piernas para emprender el camino por un empinado sendero que acaba a los pies del templo a Atenea Nike. Una vez arriba todas las miradas se dirigen hacia el Partenón, construido sobre el punto más alto de la Acrópolis por los arquitectos Ictinos y Calícrates gracias al dinero aportado por Pericles procedente de la Liga de Delos. El edificio, o lo que queda de él (pese a las obras de reconstrucción su estado es pésimo) es de estilo dórico y constituyó lo que fue la obra arquitectónica más perfecta y bella de la antigua Grecia. La casa de las vírgenes, -significado etimológico-  que estaba dedicada a la diosa Atenea por ser la patrona de Atenas, es un templo octástilo (ocho columnas en la fachada) y períptero (rodeado completamente por columnas) construido durante el periodo clásico (entre los años 447 y 432 a. C) en el que destacaron las esculturas del arquitecto Fidias.

Tras la visita al Partenón (que no es más de lo que se ve por fuera, ya que no se puede entrar ni pasear por su interior) podremos admirar el Erecteión donde se encuentran las famosas Cariátides, columnas con forma de mujer. Para terminar el recorrido existe un pequeño museo con restos de frisos y esculturas griegas. Pero nadie debería abandonar esta colina sin asomarse y apreciar las maravillosas vistas de la ciudad de Atenas que ayuda a comprender la simbiosis perfecta que se da en la Acrópolis entre naturaleza y arquitectura.

Pero Atenas no solo es la Acrópolis. Pasear por los barrios de Plaka o Monastiraki, o acercarse hasta el estadio de Kalimarmaro o el ágora de Atenas son otras de las opciones que tienen todos los que acuden a la capital griega. Por supuesto, como en cada viaje, los planes siempre deben incluir “perderse” por las calles de la ciudad e ir descubriendo a sus gentes y lugares.

Para dirigirse a la segunda etapa del viaje se debe llegar al Pireo, el puerto de Atenas, para embarcarse en un crucero por el mar Egeo. Situado entre Grecia y Turquía, como parte del Mediterráneo, el Egeo es un mar tranquilo por lo que la travesía en barco resulta apacible, revolviéndose las aguas solo en el viaje hasta la isla de Creta. Este mar griego cuenta con más de 2000 pequeñas islas, de las que solo unas 200 están habitadas.
Las posibilidades aquí son grandes, dependiendo de la cantidad de días y el tour que se prefiera. La mitología griega tiene infinidad de historias sobre estas islas, como la de Delos que fue creada por Zeus para dar cobijo a sus hijos Apolo y Artemis; o Naxos, marcada por el patronazgo del dios Dionisio. Aquí vamos a detallar las islas principales que suelen incluirse en todas las rutas, y que ningún viajero debe perderse.

La primera de las paradas será en el archipiélago de las islas Cícladas, más en concreto en Myconos. Esta población (como todas las que se pueden ver en este crucero) está claramente influenciada por la esencia mediterránea y pueden recordar a las islas Baleares. El azul y en especial el blanco dominan todo Myconos, sus casas bajas y sus calles estrechas son el principal atractivo de la isla. Tras recorrer la zona del centro (son núcleos muy pequeñitos, por lo que casi todo es centro allí) y visitar alguna de sus ermitas ortodoxas, el paseo por Myconos puede concluir en los molinos de viento que allí se conservan. La curiosidad de esta isla la aportan los pelícanos que están sueltos y se pasean junto con los turistas por las calles y playas.

Santorini es otra isla de este archipiélago, y quizás sea la más bella de todas gracias a su enclave único. De origen volcánico, la primera imagen que tenemos de ella según nos aproximamos por el mar es la de un pueblecito en lo alto de un enorme acantilado, reinando sobre las aguas y rozando el cielo. Los barcos no pueden llegar hasta el puerto por lo que se realiza un breve trayecto en lanchas motoras. Una vez puestos los pies en la tierra nos encontramos con dos vías para ascender hasta las casas: un moderno teleférico o un trayecto en burro por un sinuoso camino empedrado. Coronada la colina, ya solo queda disfrutar de un enclave único, privilegiado. Al igual que Myconos, el azul y el blanco crean un maravilloso efecto dotando a la isla de una magia sin igual.
Estas dos pequeñas islas (Myconos y Santorini) no destacan por su belleza monumental sino por su poder paisajístico y el aura mediterráneo y vitalista que allí se respira.
Para continuar conociendo la cultura de la Grecia clásica quedan aún tres paradas más en la travesía: Rodas, Creta y Éfeso.

Éfeso se encuentra en la costa turca. De todo lo visto, nos encontramos ante las ruinas arqueológicas que mejor se conservan. Son los restos de una antigua ciudad de Asia menor fundada en el siglo XI a.C y dedicada a la diosa de la caza Artemis. Precisamente aquí se localiza el santuario más importante consagrada a esta diosa hija de Zeus, que en principio era la divinidad

de la fecundidad pero evolucionó hacia una figura cazadora relacionada con los animales. En la ciudad de Éfeso podremos recorrer las principales vías, escoltadas por columnas, que nos llevarán hasta la biblioteca y el teatro. Tras la visita, de vuelta al barco rumbo a una de las principales islas del mar Egeo, Rodas.
La importancia de Rodas viene del pasado. Allí se encontraba el Coloso, una estatua del dios del Sol de 32 metros de alto realizada en bronce y hierro, que presidía el puerto marítimo y que está considerada como una de las siete maravillas del mundo antiguo. La obra no duró ni un siglo porque fue destruida por un terremoto, por lo que hoy en día no tenemos una idea exacta de cómo fue. En Rodas se deben visitar los vestigios de la ciudad medieval: las fortalezas, torres y la muralla. Además, si se dispone de tiempo, existe un hermoso parque natural de mariposas.

El recorrido por Grecia termina en Creta, la isla más grande de todo el país y conocida por la historia mitológica del laberinto del Minotauro. Aquí descubriremos las ruinas del reconstruido palacio de Cnosos, con más de 3000 años de antigüedad. Otros atractivos de la isla es su capital, Héraklion, o sus costas y paisajes en los que hacer deportes de aventura.

De vuelta al Pireo, la última etapa de nuestro viaje podría ser un circuito por la península del Peloponeso profundizando más en la historia de la Grecia Clásica o relajarse en cualquiera de las playas de las islas griegas (para esto, no recomendamos las playas de Rodas.)

El viaje por Grecia en viajandoalrededordelmundo.wordpress.com termina aquí. Como conclusión podemos decir que el país helénico es un destino que permite impregnarse de la esencia mediterránea conociendo lo que fue una gran civilización que puso los cimientos del pensamiento moderno occidental. En contra de Grecia juega el pésimo estado de conservación de sus monumentos. Como decía el cómico Gila: “Grecia está, pero hay que ver cómo está”. La mayor parte de su patrimonio clásico está en ruinas y apenas queda de ellos más que los cimientos. Por eso, y siempre según opiniones, la parte que más se disfruta del viaje es la travesía por el mar Egeo conociendo las pequeñas y bellas islas que bañan esta zona del Mediterráneo.
En la actualidad la crisis económica ha debilitado el turismo en Grecia, un país que depende de este sector (la aportación de la industria del turismo en el PIB nacional ronda el 17%, recibiendo más de 17 millones de visitas al año)

Información útil
Idioma: griego
Moneda: euro
Franja horaria: GMT +2 (una más que en Madrid)
Embajada de España en Atenas: Dionisiou Areopagitou, 21.- Atenas 11742
Fronteras: Albania, Macedonia y Bulgaria, al norte. Turquía en el este.
Capital: Atenas

Ubicación en el mapamundi